Se utilizan piedras de basalto que son calentadas y puestas sobre puntos determinados del cuerpo. Se combina el masaje tradicional con las manos y la colocación de piedras calientes para dilatar los vasos sanguíneos y linfáticos y estimular la circulación.
El calor de las piedras penetra los músculos proporcionando una gran relajación y aliviando dolores musculares persistentes.